Si no se pueden conseguir olivas ya desecadas se puede hacer con olivas aún frescas. Deben estar maduras y negras y entonces se van machacando con una maza y se dejan secar al sol. Conviene recogerlas por la noche para que el relente no las ablande o estropee y sacarlas de nuevo al sol a la mañana siguiente. Sabremos cuando se pueden recoger definitivamente cuando las veamos como pasas. Entonces tenemos que quitarles los huesos y colocar en tarros con aceite de oliva.
El aderezo que le pongamos dependerá de nuestros gustos pero le van bien cualquier clase de hierbas aromáticas del tipo orégano, pebrella, albahaca o alábega, hierbabuena …etc. Ajo partido o sal de ajo, pimentón picante o dulce e incluso cayena molida, granos de pimienta, sal en grano y un largo etcétera servirán a nuestros propósitos.
Un trozo de pan recién hecho y un plato de olivas de estas con su aceite para mojar y tenemos un almuerzo de lujo.
Si somos muy impacientes para esperar a que sequen al sol podemos hacer que se sequen en el horno dejándolas unas 3-5 horas a una temperatura que ronde los 60 grados aproximadamente.